El resurgir del arte tras agonizar en la pandemia
- Panorama Cultural
- 15 nov 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 nov 2021
"Había empezado a hacer cosas propias, algo que creo que todos los artistas quieren en su carrera. El teatro es un poco costoso, por lo que era muy difícil, pero iba en buen camino. De repente, se paralizó todo. Se cerró completamente todo. Hubo mucha tristeza. Emocional y psicológicamente fue muy difícil. El teatro y la educación universitaria habían cerrado a causa de la pandemia".
Así recuerda Beatriz Quintana Alcántara, actriz, gestora cultural y profesora de teatro, los primeros días de la pandemia y el impacto que estos tuvieron en la industria teatral del país.
La agonía del sector con el cierre de los teatros y centros culturales develó, según Quintana, un problema aún mayor: no contamos con una política cultural.

"Cuando hablan de la cultura no necesariamente hablan de las artes, de la parte escénica sino de patrimonio, que no digo que estén mal pero no hay una mirada integral de lo cultural. Se debería empezar a pensar en la cultura de otra manera. La cultura ya no es tan seca. No tan gestión, tan formal, sino que tienes que pensar en los artistas, que no solamente son los escultores, pintores, ni los que ven temas arqueológicos o cosas por el estilo, sino artistas escénicos, músicos, bailarines, actores", comenta Quintana.
Sin embargo, la gestora destaca que las adversidades también fueron una gran oportunidad para que la misma comunidad artística se cuestione su papel y los cambios que puede generar. "Los mismos artistas nos hemos quedado por hacer cosas para nuestro propio trabajo , para mi en lo personal es replantearse la idea de que también participamos en la construcción social", señala.
Un cambio que no solo se debe limitar al escenario. "La pandemia nos está dejando la mirada de que el arte no está aparte sino que debería de estar asociado con la gestión pública y por ejemplo desde mi perspectiva pienso en un arte educativo , involucrado en la educación ciudadana pienso en un arte involucrado en la salud pública en temas de desarrollo urbano", explica.
En ese sentido, Quintana encontró una nueva oportunidad como parte del equipo de Gestión Cultural de la Municipalidad de Lima desde donde destaca la participación que han tenido los artistas en las campañas de salud pública, como la de vacunación.
Por otro lado, los últimos meses también han traído buenas noticias. Ante el avance de la inmunización en el país y la reducción en el número de contagios y muertes por COVID-19, se viene intentando regresar a la antigua normalidad con la habilitación de espacios públicos y ampliación de aforos.
"Felizmente los teatros más grandes ya pueden abrir y recibir al 30% de su aforo. Esa es una gran noticia. Aunque es paulatino no sabes cuánto me alegra poder volver a experimentar lo que es ver una obra en vivo. En cuanto a los teatros independientes, estos no tenían problemas de aforo antes de la pandemia, recibían a un 50% de su capacidad normalmente así que yo creo que el siguiente paso debería ir en dirección a habilitarlos también", comenta Quintana.
"Ahora, como te decía extrañaba ver una obra pero lo que más extraño son los ensayos, estar en contacto con mis compañeros, con el público. Lo extraño mucho, para un artista es como si te hubieran quitado una parte del cuerpo", lamenta mientras recuerda su participación en obras como Cocinando con Elisa, Dos viejas van por la calle Lima, Déjame que te cuente, Los tejedores o Entre dos luces, por mencionar algunas.
Otro motivo de esperanza para Quintana está puesta en el futuro y en los semilleros actorales. "Felizmente el tema de la enseñanza teatral en la universidad se ha retomado este año, desde marzo si mal no recuerdo, porque el año pasado había cerrado totalmente", explica aunque destaca que la crisis nuevamente trajo consigo la reinvención en las técnicas, como la virtualidad.
"Las funciones virtuales nos han salvado la vida a muchos, pero es otra cosa sin duda alguna, es extraño. Es muy práctico hacer cosas virtuales en cuanto a lo teórico, pero jamás reemplazará a lo presencial. En las clases, por ejemplo, hacía entrenamientos y movimientos y cosas así, pero luego tenía que regresar a mirar si los alumnos lo estaban haciendo correctamente. O si un niño no vive completamente la experiencia del teatro, estás en una sala y lo ves y lo motivas de otra manera. De plano yo creo que lo virtual ha llegado para quedarse no solamente en el tema laboral y económico sino en el tema educativo también sin duda alguna", agrega.



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